Una colección de más de 1.100 raquetas y más de 300 latas de pelotas de tenis, además de diversos artículos relacionados, posee Ricardo Iván Aguirre Nava (La Paz, 7 de septiembre de 1971), presidente de la Federación Boliviana de Tenis (FBT), lo que lo convierte en dueño de una de los repertorios más importantes de Bolivia y Sudamérica.
Su gran colección, que lleva el nombre de su padre Édgar Aguirre Antezana, contiene 100 diferentes marcas de más de 40 países de los cinco continentes.
Su afición nació cuando aún era un niño y empezaba a jugar tenis, disciplina que eligió por los problemas de corazón que sufría.
“Yo jugaba fútbol como todos, pero era arquero; sin embargo, me pasé al tenis y gracias a ello ese problema que tenía se solucionó a mis 15 años. Durante ese tiempo lo primero que comencé a coleccionar fueron las latas de las pelotas, fue a mis 13”, cuenta Ricardo, ganador de varios torneos departamentales y nacionales en las categorías infanto-juveniles.
Gracias a Goofy
Un sudamericano jugado en el exterior era auspiciado por Walt Disney y las latas de ese torneo tenían al personaje Goofy jugando tenis, el detalle le encantó y marcó el inicio de su colección.
“Hice que me regalaran una y la usaba para guardar todo, globos para los carnavales, lápices, todo. Luego fui adquiriendo más latas en los torneos que participaba, tanto en Bolivia como en el exterior. A veces no me las querían regalar, entonces se las cambiaba por las latas que desechaban en el club donde jugaba, que eran nuevas y así poco a poco fui consiguiendo varias hasta llegar a más de 300”.
Todas ellas se mantuvieron en el tiempo gracias a que su madre Nancy las guardó en una bolsa porque “ocupaban mucho espacio en mi cuarto”. Fue cuando Ricardo se fue a la universidad en Estados Unidos.
Al volver, “mi madre tampoco se acordaba dónde las había colocado y como no aparecían pensé que las botó, hasta que un día en un cuarto miré al techo y vi un espacio para subir al entretecho, me subí a dos sillas, la abrí y vi unas bolsas con mis latas”, rememora el titular de la FBT que llegó a jugar la Copa Davis entre 1990 y 1993.
Su repertorio proviene de varios países de Sudamérica y el Caribe entre los años 1981 y 1988.
Pasó a las raquetas
En 1994 decidió coleccionar raquetas de madera y comenzó con las que tenían los miembros más cercanos de su familia. “Las de mi esposa (Susana Velarde, primera campeona boliviana del Cóndor de Plata categoría 18 años en 1984) y su familia; de mi papá (Édgar), de mis hermanos, entonces ya tenía unas 20 raquetas. Después asistí a una de las ferias americanas que había en San Pedro, donde primero adquirí 30 raquetas”.
Conforme pasaron los años realizó varios viajes por su trabajo y donde iba asistía a los clubes de tenis para comprar más raquetas, al igual que en el país. “Hice un tour por los clubes de Bolivia, me fui al Ferroviario, Sucre, Petrolero, hablé con los cancheros, pasa pelotas y socios”.
En lo que se refiere al exterior fue a varias naciones como Estados Unidos, Chile, Argentina, Perú, Japón y en cada una veía si le podían regalar o caso contrario hacer algún trueque o comprar.
Más de un siglo
Lo que hace “es hereditario, ya que mi madre tiene una linda colección de cayos”. Con ese antecedente, lo suyo se enfoca más que todo a raquetas de madera entre los años 1890 y 1980, por los diseños.
“Llegó un momento en el que ya tenía como 300 raquetas, entonces empecé a comprar las demás en subastas que se hacían de manera online y adquiría varias hasta hacer crecer mi colección”.
De entre todas ellas cerca de 50 tienen una antigüedad de más de un siglo, es decir, desde 1890. “Esas las compré en Estados Unidos, Japón y Chile. Recuerdo que un par las adquirí por 400 dólares”.
De todo tipo
Sus artículos tienen diferentes diseños que los hacen únicos para su tiempo. “Las raquetas de madera son básicamente con marco de nogal europeo, fresno, acebo, roble y bambú con cuello de caoba y obeche nigeriano, cuyos grips son de arce, cedro, tilo y cerezo”, explica Aguirre.
Agrega que “las que van de 1890 a 1909 tienen cabeza plana, mientras que las de la década de 1910 son ovaladas con hombros reforzados; las 1920 tienen cuello cóncavo y poseo las primeras raquetas de garganta abierta. Las de 1930 tienen grips de cuero”.
Asegura que no tiene ninguna favorita porque todas son “hermosas”, por ejemplo, las de los años 50 porque “tuvieron los mejores diseños”, pero la de los 60 “son más atractivas”, mientras que las de los 70 vienen “con nombres de jugadores famosos y nuevos materiales como ser: acero, aluminio, fibra de vidrio y otros compuestos de grafito, boron, kevlar, cerámica, entre otros”.
Regalos
También recibió varias raquetas de tenistas que llegaron a lo más alto del ranking. “Stan Smith, ganador de Wimbledon y que fue número uno del mundo, me mandó su raqueta autografiada dedicada a mi persona. También tengo unos zapatos exclusivos de Ivan Lendl, que igual fue el mejor del mundo y ganó el US Open y Wimbledon. Ellos me las dieron a través de un amigo boliviano que trabajaba en sus academias”.
Igual posee artículos de tenistas bolivianos: de Mario Martínez, que llegó a ser número 35 del mundo, y Ramiro Benavides, Top-60. “Ellos me dieron varias cosas”.
Su colección no se limita solo a latas y raquetas, también tiene: prensas de madera y metal, cuerdas, fundas de raquetas, trofeos, libros, posters, revistas, banderines, ropa, maletines y pelotas firmadas por jugadores de Copa Davis y Fed Cup de Bolivia.
También hay obsequios de pelotas firmadas por Roger Federer, actual quinto del planeta; Stan Wawrinka, Top-20; y las bolas con las que jugó Rafael Nadal, dos del mundo, en Wimbledon 2007.
La inversión
Contando todo lo que tiene el capital que invirtió es “bastante alto”.
“No hice números, pero puedo decir que el monto es bastante alto, claro ejemplo son esas dos raquetas de 1890 que adquirí por 400 dólares. Ahora ya no compro por cantidad, sino por calidad, es decir, que busco raquetas específicas”.
Se considera dueño de la colección más importante de Bolivia y Sudamérica. “Hay varios coleccionistas en el país, como Roberto López, que vive en Cochabamba, tiene un repertorio de 700 raquetas muy lindas; también está Humberto Espada, que tiene varias raquetas antiguas; e igual se encuentra Álvaro Garrón con cerca de 300. En Argentina igual hay, pero en cuando a cantidad y calidad mi colección vendría a ser la mejor”.
Un museo y un libro
Por la gran colección de más de 1.100 raquetas desde 1890 hasta 1980 y de las más de 300 latas de pelotas de tenis, Ricardo Aguirre tiene la intención de abrir un museo con todo su repertorio, y ponerle el nombre de su padre Edgar Aguirre Antezana.
Asimismo, apunta a escribir un libro y acompañar el texto con las fotografías de todo lo que tiene.
“Mi visión es hacer un museo de tenis en Bolivia que lleve el nombre de mi padre porque él invirtió mucho dinero para que juegue tenis, como pertenecer a un club, comprar raquetas, ropa, viajar, entre otras cosas, entonces es una manera de agradecimiento para hacer inmortal su nombre”.
“No tengo un espacio físico porque es caro, se necesita de muchas cosas como de una persona que atienda y cuide el lugar. Es complicado, alguna vez me acerqué al Estado para solicitar apoyo, pero no hay respaldo”.
Exhibiciones
Actualmente una parte de su colección es exhibida en el Club de Tenis La Paz, donde tiene un contrato a comodato para mostrarlas y cada cierto tiempo las cambia.
También “he realizado exhibiciones en La Paz, en distintos torneos nacionales e internacionales. Mantengo contacto con los mayores coleccionistas del mundo en Australia, Europa y Sudamérica”.
El escribir un libro con fotografías de su colección es otro sueño, ya que “cada raqueta tiene su historia y por eso me gustaría escribirla, hay un montón de anécdotas que deberían plasmarse”.
Por el momento las imágenes de sus artículos las exhibe en sus redes sociales como ser Facebook e Instagram que están bajo su nombre.
Con respaldo
Su esposa Susana Velarde fue la primera campeona boliviana del Cóndor de Plata categoría 18 años en 1984; mientras que sus hijos se dedicaron a esta disciplina desde niños.
“Mi hijos Camila, Sebastián y Constanza destacaron a nivel departamental y nacional, jugaron mucho y de igual forma me ayudaron a hacer más grande mi colección”, sostiene Ricardo, que también tiene una nieta de nombre Mayra, de cuatro años, “una futura tenista”.
Fotos: DXT Magazine y Ricardo Aguirre